En lo profundo de las montañas de la provincia turca de Çorum, una antigua tumba se desvanece en la oscuridad. Su pasado está casi olvidado y su futuro parece sombrío. Se desconocen los detalles de su construcción y el ocupante del interior. Durante miles de años, la tumba de roca de Kapilikaya ha sido a la vez una maravilla arquitectónica oculta y un extraordinario rompecabezas.
El sendero que conduce a la tumba. Foto: Savas Bozkaya/Shutterstock
La provincia de Çorum se encuentra no lejos del Mar Negro, en la meseta de Anatolia Central, cerca de la Falla de Anatolia del Norte. La actividad tectónica ha creado diversas formaciones rocosas, realzadas por plegamientos y fallas.
Según las fuentes, la palabra Kapilikaya significa exactamente lo que es: una roca con una puerta. La tumba rupestre de Kapilikaya data del siglo II a. C., durante el llamado período helenístico. Algunos turcos creen que la tumba es romana, no griega. Los turcos y los griegos modernos a menudo no se llevan bien.
Constructores desconocidos excavaron la tumba en un afloramiento. Un sendero en el lado izquierdo conduce a unas escaleras en la base. Desafortunadamente, la base de esta puerta es un lienzo para grafiteros.
La entrada a la cueva se encuentra a mitad de camino sobre un acantilado. Foto: Shutterstock
Desde el exterior, la entrada a la tumba parece una enorme puerta. De hecho, la puerta no se abre, nunca lo hizo, y dentro no hay mucho espacio. En lugar de la gruta gigante sugerida por el imponente tamaño de esta falsa puerta, es simplemente una pequeña cripta con poco espacio para cualquier cosa excepto un cuerpo.
La entrada real es el pequeño agujero cuadrado en esta entrada/tapón de roca. El agujero tiene aproximadamente un metro de alto, un poco menos ancho, por lo que es lo suficientemente grande como para que una persona más pequeña pueda pasar por él. No parece que se haya realizado ningún trabajo arqueológico sobre lo que hay dentro, si es que hay algo.
Una misteriosa inscripción, “IKEZIOS”, se encuentra en la parte superior de la entrada. Como ocurre con muchas cosas relacionadas con esta tumba, el significado de la palabra es incierto. Una teoría sugiere que es el nombre de un comandante griego. Por esa época, el territorio era griego. Por ahora, todo lo que podemos decir con confianza es que la persona enterrada en tal tumba era importante.
La tumba está desprotegida y los visitantes curiosos pueden deambular por ella.
Las tumbas de roca no son infrecuentes en esta zona. Por lo general, albergaban los cuerpos de los nobles y de la monarquía. Hay muchos ejemplos de ellos en Israel, Jordania y otras partes del Mediterráneo y Arabia Saudita. Los faraones egipcios como Ramsés II tenían grandes tumbas excavadas profundamente en una pared natural. La suya era considerablemente más elaborada que esta misteriosa pero humilde cripta.
Templo de Ramsés II. Foto: AlexAnton/Shutterstock
